En muchos casos se llega a establecer sobrevida por el crecimiento de los bordes óseos de la craneotomía, disminuyendo así su diámetro, con lo que se puede demostrar incluso si trepanación fue realizada en vida o después de muerto Un hallazgo interesante es que las trepanaciones son, en su gran mayoría, del lado izquierdo, con trazos de fracturas satélites que acompañan a la craneotomía principal, por lo que se deduce que fueron como consecuencia de un traumatismo encéfalo craneano, más que por un ritual.
MUSEO REGIONAL DE ICA: TREPANACION CRANEANA |
Es necesario indicar que los encargados de la salud eran los curacas dentro de los que había el curandero (Hampi runa), otro con grandes conocimientos en cada una de sus actividades, pues
unos solamente se dedican a la parte clínica, mientras otro es el cirujano (sirkak), quien se encargaba de las cirugías; éstos a su vez estarán enseñando a los lugareños, para ser aprendiz (yachaquq). Es de hacer notar que, los Incas no tuvieron escritura, la transmisión de los conocimientos fue solamente oral, se calificaba la memoria retentiva (memoria operativa), pues era el único modo de mantener las tradiciones, la cultura, en suma el saber. A continuación presentamos sus mas grandes aportes que repercutieron en posteriores culturas:
La anestesia:
La anestesia dependía de la región (costa o el altiplano) en que se practicaba la cirugía y los elementos que tenían a su alcance; por lo que se utilizaba:
1. La chicha del maíz (aqa!), pero ya muy fermentada.
2. Jugo de hongos (miyu Kallampa) en infusión.
3. Agua de cactus y sapoya (hampi yaku),
4. Té de Chamiko (dutura stramonium), en cantidades
necesarias.
5. Ayahuaska (banisteriopsis caapi) como infusión; y otros.
Como hemostáticos:
1. Presión directa de la carótida en el cuello
2. Compresión del vaso sangrante,
3. Cenizas, (usp!a), del horno comunitario.
4. Lavado con agua de lluvia (p!ara p!osco)
5. Planchas de algodón (amp!i) con marcado poder de
absorción,
6. Clara de huevo, (runtoq)
7. Arcilla (t!uro), para cubrir la herida una vez suturada.
El instrumental quirúrgico:
Se presentan a cotinuación (figura 1) :
Figura 1 |
• Tumy: bisturí, sólo es un símbolo figurativo de la
medicina del Perú
• Kuchuna: cuchillos, de diferentes formas y tamaños.
• Kuchuna Kiruyoc: cuchillo con dientes, que se
usaba para cortar huesos, actuaba por fricción, tanto
en la calota craneal, como en otros huesos; estos
instrumentos eran de una aleación del cobre con oro
que se conoce como Champy. que les da mayor dureza
y son resistentes a la oxidación, tienen una forma
similar al tumy.
• T!oqpina: puntero, usos múltiples, separador, elevador,
cánula, etc.
• Phaqic tullu: quebrador de huesos largos, similar al
formón
• Sikina: pinzas, de diferentes tamaños.
• Uskuy: barrena, decolador, etc.
• H!aspyquq: separador con dientes.
• Ch!ectana: hacha de mano, usos múltiples.
Las suturas:
Eran de diferentes formas, curvaturas y consistencia, diferenciadas tanto para la duramadre como para músculo e inclusive para la piel (figura 2):
Descripción:
• Siray: aguja de plata, que llevará enhebrada un hilo
de algodón, trenzado (ampi p!huskasq!a), podía ser
recta o curva; pero siempre cilíndrica.
• K!isca pita (agave amarillo o americano): era una
espina distal con algunos filamentos de cáñamo que se
seleccionaban de esta abundante planta; utilizándose
para las suturas del cuero cabelludo y otras zonas de
piel.
• Simp!ay (trenzar): en algunos casos se ataban los
propios cabellos de ambos bordes de la herida, sirviendo
de aproximador de colgajos.
Figura 3. 1 y 2. Kuchuna kiruyoc. 3 y 4. Phaqic tullu. |
Las plantas medicinales:
Tenían diferentes usos de acuerdo a las necesidades, pudiendo ser utilizadas como emplastos postquirúrgicos inmediatos, como para posteriores curaciones; de tal modo describimos algunas:
• Sangre de grado (magnoliofohita): como emplasto,
sobre la herida quirúrgica, tendría acciones cicatrizantes.
• Paiko (chenopodium abrogioides): como cicatrizante
y sedante.
• Guanabana (Annona muricata): antiséptico y sedante
• Hierba santa (cestrum auriculatum): antiséptico,
antifebril y sedante.
• Copaiba (copaifera pan pera): cicatrizante, antiséptico,
antifebril, etc.
• To!e (bragiemansie suavedens) cicatrizante y antiinflamatorio.
• Yahuar piri piri (eluterine bulbosa): antifebril.
• Tomillo (thymus vulgaris): mejoraría la circulación
cerebral.
Los vendajes:
1. Algodón tejido: de trama fina, usado para cobertura
interna
2. Lana tejida: más rustica, externa, resistente y
fuerte.
Anticonvulsivantes:
Fueron usados después que aparecían crisis convulsivas
postquirúrgicas, o también de otros orígenes:
convulsar (saqrayoq o urmaschisq!an).
1. Sangre de cóndor, si era fresca mejor.
2. Valeriana (valeriana radicata), como infusión.
3. Culantro (cilantro curiandrum sativun), como infusión.
4. Ayahuasca (banisteriopsis caapi), como infusión.
5. Algas marinas (algas fucus vesiculosus).
Prótesis:
Las prótesis o tapa (qirpana), que utilizaron, fueron de diferentes materiales, especialmente oro (Q!ori) y plata (kolk!e), que cubrían las craneotomías que realizaron, preferentemente en los incas, de acuerdo a su rango. Estas piezas muchas veces acompañan a los hallazgos de fardos funerarios, pero se las interpreta como otra variedad de adornos y no como prótesis; esta situación genera confusiones así como también instrumental utilizado; por ello, actualmente se están redefiniendo las funciones de los diferentes integrantes del fardo funerario. En algunos casos llegaron a usar el P!oro o K!arampa, que es la cáscara dura de la calabaza o del zapallo. En pocos casos se advierte que hubo supuración de la herida quirúrgica, porque no se encuentra la osteólisis circundante al borde de la craneotomía (trepanación).
Quirófano:
Se le llamaba Tambo (t!ambu) Hoy conceptuamos como tal, al ámbito en el cual se
realizaba el acto quirúrgico propiamente dicho; por lo general era un lugar aislado dentro del propio tambo (t!ambu), preparado con anterioridad a su uso, además era utilizado como un hospital (hampi Wasi), con un conjunto de enfermería (kamaq), dispensando una “farmacia” de yerbas medicinales, tanto como emplastos, bebidas y hasta sahumerios, que servirían para ahuyentar los malos espíritus. El periodo de convalecencia (alliyay) transcurría en el mismo lugar, hasta recuperarse o bien morir (wañuy), en cuyo caso eran trasladados hasta el lugar de su preferencia o residencia original, previamente preparado para su entierro.
El tambo cobra gran importancia por las múltiples funciones que cumplía, estaba constituido por habitaciones
contiguas, para las diferentes actividades, tan es así que el personal que cumplía las diferente funciones, construía sus habitaciones en el lugar, pasando luego a ser un pequeño poblado, que iba creciendo hasta transformarse en albergue para los Incas o sus huestes al paso; de esta nueva formación, se iba hacia un nuevo enclave, aledaño a la zona, donde volverá a comenzar
este mismo procedimiento, pero manteniendo siempre las comunicaciones con las autoridades (¿auditores?) que visitaban periódicamente el lugar.
La cirugía:
El paciente era anestesiado con chicha de maíz (a!qa), haciéndole beber una buena cantidad, hasta entrar en coma alcohólico, estado de conciencia que se consideraba óptimo para iniciar el acto quirúrgico. Se hacia el lavado de la zona lesionada con agua de lluvia que se tenía almacenada, retirándose todo elemento extraño, incluso los fragmentos óseos libres, generalmente se usaba la pinza (sikina) y el puntero o separador (t!oqpina), para luego proseguir con la hemostasia de los diferentes planos, con el uso de la ceniza (usp!a); y en caso que hubiere un vaso importante que esté sangrando, era anudado con ayuda de la sikina y
un hilo de algodón. Por lo general las fracturas con hundimiento, eran regularizadas, en los bordes óseos con ayuda del cuchillo con dientes (Kuchuna Kiruyoc), hasta obtener una buena ventana que permita ver y abordar el espacio extradural y, si era necesario, abrir en cruz la duramadre, con un Kuchuna delicado, para continuar con la evacuación del hematoma subdural, con ayuda del elevador decolador (Topquina).
Posteriormente se procedía con el lavado del espacio subdural, con agua de lluvia, que se provee con los platos (p!ucos) con diferente formato, incluso con pico vertedor. Se continuaba con el cierre de los bordes de la duramadre, para lo cual se hacia uso de la aguja de plata curva (Siray) enhebrada con hilo de algodón, los puntos que fueran necesarios; para continuar con la
colocación de la prótesis o tapa (qirpana), sea de oro (q!ori) o bien de plata (Kolk!e), sobre la craneotomía, coincidente con la curvatura de los bordes y la concavidad de la superficie a cubrir; siendo ésta solamente cubierta y sujetada por los planos de aponeurosis ósea y muscular; no habiendo rechazo o supuraciones por la aplicación de estas placas, que muchas veces se adherían al plano óseo y quedaban incorporadas al cráneo, por los bordes de crecimiento de la craneotomía. Luego se procedía a cerrar aponeurosis y músculo con el mismo Siray, para terminar con la piel usando (K!isca pita) (agave amarillo o americano), que tiene la punta de la espina con un filo extraordinario, conteniendo los filamentos del cáñamo, que obran como sutura y su gran poder de antisepsia. En otras oportunidades se usaron la Simp!ay (trenzar o atar) los propios cabellos de los bordes del cuero cabelludo.
Concluida la cirugía se lavaba la zona y se procedía a utilizar los emplastos, que consisten en triturados de algunas plantas de la zona, como por ejemplo Paico (chenopodiun abrogioides) con gran poder antiséptico y antifebril, cubriéndose la misma luego se vendaba con tiras de algodón (ampi), para continuar con las de lana, que son más fuertes, y se fijaba la misma con un prendedor (T!ipana).
El postoperatorio continuaba en el Tambo, cumpliendo la función de casa de curación (Hampi Wasi), donde eran controlados por los médicos clínicos (Hampi runa), ayudados por los cuidadores (Kamaq), quienes eran también conocedores de las diferentes plantas medicinales que se utilizaban durante su recuperación, tanto para las posteriores curaciones y también el control clínico. Por lo general hacían uso de anticonvulsivantes, como Valeriana, Ayahuasca, Culantro, etc. Una vez dado de alta del lugar, serán trasladados a sus respectivos hogares, como convalecientes (alliyay), exentos del trabajo por un determinado tiempo, de acuerdo a su alta que será otorgada por el hampi runa, quien hacía visitas domiciliarias, para luego reincorporarse a la vida cotidiana.
Fig. 4. Craneotomías con crecimiento óseo posterior |
Hubo casos de pacientes que se complicaron, incluso fueron reintervenidos quirúrgicamente, por ello es que se encuentran cráneos con múltiples craneotomías o trepanaciones aledañas que inclusive tuvieron una sobrevida muy importante, dado que en algunos casos
se ven que se cerraban o disminuían el diámetro de la trepanación (Fig. 4).
Otros murieron por daño cerebral severo, en tal caso eran trasladados a sus respectivos lugares de origen, donde serán dispuestos para su inhumación. En los últimos años se ha hecho repetidas alusiones al conocimiento quirúrgico de los Incas, por la presencia de cráneos con huellas de la existencia de tumores cerebrales. Creo que es bastante aventurado abrir un
juicio definitivo pero es de hacer notar que este hecho pudo ser inducido por la “investigación” de crisis convulsivas (Saqrayoq o urmaschisq!an) que pudieron haber derivado en el hallazgo diagnóstico y la posterior cirugía.
Estas descripciones no son sólo “cosas del pasado” actualmente se suscitan en algunos pueblos lejanos a la civilización, como acontece en el poblado de Paucartambo, llamado K!eros, en el departamento del Cusco, donde existe descendencia de los Incas, practicando todas sus tradiciones. Es precisamente allí donde pude recabar datos e información al respecto de la medicina, tanto clínica como la quirúrgica; la utilización de las plantas medicinales etc.
Conclusiones:
Los hombres de la cultura Paracas fueron expertos cirujanos, pues realizaron operaciones quirúrgicas en los cráneos, se sabe que esta práctica de la trepanación en paracas es más extensa y perfecta que en cualquier otro lugar del mundo; su mérito estriba en haberse efectuado “in vivo”, esto es en hombre con vida, y no “post mortem; pero la mayor gloria de la trepanación craneana en el antiguo Perú estriba en el hecho que el paciente sobrevivió a la operación aun con el escaso y rústico material quirúrgico que se poseía en aquel entonces y se ha comprobado meticulosamente, esto es por la “callosidad ósea” que sólo se da con los años y nunca se forma en los muertos. Se trata de una soldadura absoluta entre las paredes de los huesos cortados o perforados y la capa de metal que, a causa de las secreciones cálcicas óseas, queda encajada, segura e inmóvil , lo cierto es que la comunidad científica a nivel mundial no deja de sorprenderse y se maravilla de nuestros cirujanos incas !.
Manco Cápac y Mama Ocllo |
El Trovador
- Inca Garcilazo de la Vega Los Comentarios Reales de los Incas Libro
- capítulos 2 a 7 Publicado en Córdoba España l609 Reimpresión
- Madrid 1801.
- Turner C M de. Tradiciones Cusqueñas completas. Nueva Biblioteca
Peruana. Editorial Inca S.A., 1987.
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- Archivos Fundación Anna Vázquez. Estadisticas del Web Site Julio 2007.